- El camino verdadero transcurre sobre una cuerda que no ha sido tendida en las alturas, sino apenas a escasa distancia del suelo. Parece haber sido dispuesta para tropezar antes que para pasar sobre ella.
- Todos los errores humanos provienen de la impaciencia, de una ruptura precipitada del método, de la aparente aprehensión de una cuestión aparente.
- Dos pecados capitales, de los cuales se derivan todos los demás, determinan la vida de los seres humanos: la impaciencia y la indolencia. Fueron expulsados del paraíso a causa de la impaciencia, no regresan debido a la indolencia. Pero quizá sólo hay un pecado capital: la impaciencia. Fueron expulsados a causa de la impaciencia, no regresan debido a la impaciencia.
- Muchas ánimas de difuntos se ocupan exclusivamente de lamer las orillas del río de los muertos, porque procede de nuestro mundo y mantiene todavía el sabor salado de nuestros mares. Entonces el río se eriza de repugnancia, invierte la corriente y arrastra de nuevo a los muertos hacia la vida. Ellos, sin embargo, están felices, entonan cánticos de gratitud y acarician las indignadas aguas.
- Si se llega a un punto determinado, ya no hay regreso posible. Hay que alcanzar ese punto.
- El instante decisivo del desarrollo humano es continuo. Por ello los movimientos revolucionarios que declaran la nulidad de todo lo acaecido con anterioridad tienen razón, pues todavía no ha ocurrido nada.
- Una de las formas de seducción del Mal más efectivas es la incitación a la lucha.
- Él es como la lucha con mujeres, que acaba en la cama.
- A es muy engreído. Cree haber progresado mucho respecto al Bien, ya que se siente sometido, por lo visto como un objeto constantemente seductor, a cada vez más tentaciones procedentes de direcciones que hasta ese momento desconocía por completo.
- La explicación correcta es, sin embargo, que un gran demonio le ha poseído y que la infinidad de los pequeños se acerca para servir al grande.
11/12. La diversidad perceptiva de la que puede ser objeto una manzana: la perspectiva del pequeño que tiene que alargar el cuello para ver con esfuerzo la manzana sobre la mesa, la perspectiva del señor de la casa que toma la manzana y la ofrece a los comensales.
- El primer signo del conocimiento incipiente es el deseo de morir. Esta vida parece insoportable, cualquier otra, inalcanzable. Ya no se siente vergüenza de querer morir; se solicita que nos lleven desde la antigua y odiada celda a una nueva que, a partir de ese momento, aprenderemos a odiar. Un resto de fe contribuirá a ello. Durante el transporte pasará casualmente el Señor por el corredor, verá al prisionero y dirá: «A éste no debéis encerrarle de nuevo, viene conmigo».
- Si fueras por una llanura, tuvieras la sana intención de avanzar y, sin embargo, sólo dieras pasos hacia atrás, sería una situación desesperada. Pero como escalas una pendiente escarpada, tan escarpada como tú mismo visto desde abajo, los pasos atrás pueden haber sido causados sólo por la disposición del suelo, así que no debes desesperar.
- Como un camino en otoño: tan pronto como se barre, vuelve a cubrirse de hojas secas.
- Una jaula fue en busca de un pájaro.
- Nunca había estado hasta ahora en este lugar: la respiración es diferente, una estrella brilla más cegadora que el sol.
- Si hubiera sido posible construir la Torre de Babel sin escalarla, habría estado permitido.
- No dejes que el Mal te confunda y creas que puedes tener secretos para él.
- Unos leopardos penetran en el templo y beben de las copas sagradas hasta vaciarlas del todo. Este hecho se repite una y otra vez. Finalmente se hace previsible y se convierte en parte de la ceremonia.
- Con la misma firmeza con que la mano sostiene la piedra. Pero la mano la sostiene con tanta firmeza para lanzarla más lejos. No obstante, el camino conduce también por esa distancia.
- Tú eres la obra, ningún discípulo hasta donde la vista alcanza.
- El verdadero enemigo te transmite un valor sin límites.
- La fortuna de comprender que el suelo sobre el que permaneces no puede ser más grande que los dos pies que lo cubren.
- ¿Cómo puede alguien alegrarse por el mundo excepto cuando se huye hacia él?
- Los escondites son incontables, la salvación es una; pero posibilidades de salvación hay tantas como escondites.
*Hay una meta, pero ningún camino. Lo que llamamos «camino» es duda.
- Nos ha sido impuesto hacer lo negativo, hacer lo positivo ya nos ha sido dado.
- Cuando alguien ha dado cabida al Mal en su interior, ya no reclama más que se le crea.
- Los pensamientos secretos con los que permites la entrada del Mal en tu interior ya no son tuyos, sino del Mal.
* El animal arrebata el látigo al amo y se azota a sí mismo para ser a su vez amo, sin saber que todo es una fantasía engendrada por un nuevo nudo en el látigo del amo.
- El Bien está en cierto sentido desconsolado.
- No aspiro al autodominio. El autodominio pretende incidir en un punto casual de las infinitas emanaciones de mi existencia espiritual. Si tengo que trazar semejantes círculos a mi alrededor, entonces prefiero hacerlo inactivo y admirando simplemente el monstruoso complejo. A casa me llevo exclusivamente el fortalecimiento que esa visión proporciona e contrario.
- Las cornejas afirman que una sola de ellas podría destruir el cielo. De ello no hay duda, pero no demuestra nada contra el cielo, pues cielo significa: imposibilidad de cornejas.
- Los mártires no infravaloran el cuerpo, dejan que lo suban a la cruz. En ello coinciden con sus enemigos.
- Su cansancio es el del gladiador después del combate, su trabajo había sido el blanqueo de un rincón en una oficina.
- No hay un «tener», sólo hay un «ser», sólo un «ser» anhelante del último suspiro, de la asfixia.
- Antes no entendía por qué no recibía ninguna respuesta a mi pregunta, hoy no comprendo cómo pude creer que podía preguntar. Pero antes no creía en absoluto, sólo preguntaba.
- Su respuesta a la afirmación de que quizá él posee, pero no es, fue exclusivamente temblor y palpitaciones.
- Alguien se asombró de la ligereza con que tomó el camino de la eternidad; realmente descendió por él descansando.
39a. No se puede pagar al Mal a plazos —y se intenta ininterrumpidamente.
Sería posible pensar que Alejandro Magno, a pesar de los éxitos bélicos de su juventud y del ejército extraordinario que había formado, a pesar de las fuerzas dirigidas a la transformación del mundo que sentía en su interior, hubiera permanecido en el Helesponto y no lo hubiera cruzado nunca y, además, no a causa del miedo o de una voluntad débil, sino a causa de su apego a la tierra.
39b. El camino es infinito, no se puede acortar nada, no se le puede añadir nada y, sin embargo, cada uno sostiene su inocente vara de medir. «Ten por cierto que también tendrás que pasar el camino señalado por la longitud de la vara, no se olvidará».
- Sólo nuestro concepto de «tiempo» nos permite denominar de este modo al Juicio Final, aunque en realidad se trata de un tribunal de excepción.
- La desproporcionalidad del mundo parece ser, para nuestro consuelo, sólo numérica.
- Hundir la cabeza llena de asco y odio en el pecho.
- Todavía juegan los perros de caza en el patio, pero las piezas no se les escaparán por mucho que corran ahora por el bosque.
- Te has enjaezado de manera ridícula para este mundo.
- Cuantos más caballos enganches, más rápido irás —no arrancarás precisamente un bloque del fundamento, ya que es imposible, pero sí romperás las riendas y con ello el viaje alegre y vacío.
- La palabra «sein» significa en alemán ambas cosas: «existir» y «pertenecerle a él».
- Se les concedió la facultad de elegir entre ser reyes o mensajeros de los reyes. Como los niños, eligieron ser mensajeros. Por esta causa hay mensajeros vocingleros que recorren el mundo y, como ya no hay reyes, intercambian entre ellos mismos las noticias carentes de sentido. Con placer pondrían fin a sus vidas miserables, pero no osan hacerlo por el juramento profesional.
- Tener fe en el progreso no quiere decir que ya se haya producido algún progreso. Eso no sería tener fe.
- A es un virtuoso y el Cielo es su testigo.
- El ser humano no puede vivir sin poseer una confianza duradera en que hay algo indestructible en sí mismo, por lo que tanto lo indestructible como la confianza pueden permanecer ocultos para él de manera duradera. Una de las posibilidades de expresión de ese «permanecer oculto» es la fe en un dios personal.
- Necesitaba la intercesión de la serpiente: el Mal puede seducir al Hombre, pero no puede convertirse en Hombre.
- En la lucha que sostenéis el mundo y tú, secundo al mundo.
- No se puede engañar a nadie, tampoco al mundo por su victoria.
- Sólo existe el mundo espiritual; lo que denominamos el mundo de los sentidos es sólo el Mal en el mundo espiritual, y lo que denominamos el Mal es sólo una necesidad de un instante de nuestra evolución eterna.
* Con la luz más fuerte se puede descomponer el mundo. Ante unos ojos débiles se torna sólido, ante ojos más débiles le surgen puños, ante ojos todavía más débiles se vuelve tímido y destruye a todo aquel que osa mirarle.
- Todo es mentira: tanto buscar el mínimo de ilusión, como permanecer en lo usual o buscar el máximo. En el primer caso engañamos al Bien, ya que pretendemos apropiarnos de él con demasiada facilidad, y al Mal por querer dictarle unas condiciones de lucha demasiado desfavorables. En el segundo caso engañamos al Bien, al no aspirar a él ni una sola vez en la tierra. En el tercer caso engañamos al Bien porque nos apartamos de él todo lo posible, y al Mal, por albergar la esperanza de anular su poder por medio de su intensificación. Preferible sería aquí la segunda opción, pues siempre engañamos al Bien, pero, en este caso, no al Mal, al menos según las apariencias.
- Hay preguntas que no podríamos olvidar, si no fuéramos liberados de ellas por naturaleza.
- El lenguaje puede ser utilizado sólo de un modo alusivo para todo lo que queda fuera del mundo sensible, pero nunca de un modo aproximativo al método comparativo, ya que el lenguaje correspondiente al mundo sensible trata sólo de la propiedad y de sus relaciones.
- Se intenta mentir lo menos posible sólo cuando se miente lo menos posible y no cuando se tiene la menor oportunidad posible de mentir.
- Un escalón que no ha sido hollado profundamente por las pisadas es, visto desde su perspectiva, un triste pedazo de madera ensamblado.
- Quien renuncia al mundo debe amar a todos los hombres, pues renuncia también a su mundo. Comienza a vislumbrar, por tanto, al verdadero ser humano, que no puede ser más que amado, presuponiendo que se sea de su misma condición.
- Quien ama en el mundo a su prójimo no comete una injusticia mayor ni menor que el que se ama a sí mismo en el mundo. Sólo queda la cuestión de si lo primero es posible.
- El hecho de que no hay nada más que un mundo espiritual nos quita la esperanza y nos otorga la certeza.
- Nuestro arte radica en un «ser-cegado» por la verdad: la luz en el rostro grotesco que retrocede es verdadera; si no, nada.
64/65. La expulsión del paraíso es eterna en su parte principal. La expulsión del paraíso es, por consiguiente, definitiva; la vida en el mundo, inevitable. La eternidad del proceso (o expresado en términos temporales: la eterna repetición del proceso), sin embargo, hace posible que no sólo pudiéramos permanecer en el paraíso de manera duradera, sino también que estemos efectivamente allí de manera duradera, siendo indiferente si aquí lo sabemos o no.
- Es un ciudadano libre y protegido del mundo, pues está sujeto por una cadena que es lo suficientemente larga para alcanzar cualquier espacio libre de la tierra y, sin embargo, tan corta que nada le puede llevar más allá de los límites terráqueos. Al mismo tiempo, es un ciudadano libre y protegido del cielo, pues también está sujeto por una cadena celestial similar en sus características a la anterior. Si pretende ir a la tierra, le estrangula la argolla del cielo, si pretende ir al cielo, la de la tierra. No obstante, posee todas las posibilidades y así lo siente; sí, incluso se niega a atribuirlo todo a un error en el primer encadenamiento.
- Persigue los hechos como un principiante que patina sobre hielo y que además se ejercita en un lugar prohibido.
- ¡Qué es más alegre que la fe en un dios casero!
- Desde un aspecto teórico existe una posibilidad de alcanzar la felicidad completa: creer en lo indestructible en sí y no aspirar a ello.
70/71. Lo indestructible es único. Cada ser humano lo es y, al mismo tiempo, es algo común a todos, de ahí el indisoluble vínculo sin parangón que une a los seres humanos.
- Hay conocimientos en el mismo ser humano que, aunque absolutamente diferentes, tienen el mismo objeto, de tal modo que éste sólo puede ser deducido de nuevo en distintos sujetos del mismo ser humano.
- Devora la basura de su propia mesa, por lo que queda satisfecho un rato más que el resto, sin embargo ha olvidado cómo se come encima de la mesa, de ahí que deje de haber basura.
- Si lo que en el paraíso supuestamente se destruyó, era destructible, entonces no era decisivo; si era, sin embargo, indestructible, entonces nuestra fe es falsa.
- Examínate en relación a la humanidad. Hace dudar a los dubitativos; a los creyentes, les hace creer.
- Ese sentimiento: «aquí no anclo» — ¡Y, al mismo tiempo, sentir alrededor la marea creciente y agitada!
*Una transformación repentina. La respuesta, temerosa y esperanzada, acechando, rodea a la pregunta, busca desesperada en su rostro inaccesible, la persigue en lo absurdo, es decir en los caminos más distantes posibles de la respuesta.
- Tratar con seres humanos induce a ejercitar la introspección.
- El espíritu queda libre desde el mismo momento en que deja de ser un apoyo.
- El amor sensual engaña acerca del celestial. Solo no podría hacerlo, pero como posee en sí mismo y de manera inconsciente el elemento celestial, lo puede hacer.
- La verdad es indivisible, es decir no puede reconocerse a sí misma; quien quiera reconocerla, debe ser mentira.
- Nadie puede desear lo que en el fondo le daña. Si en algunos seres humanos se produce esta apariencia —y quizá se produce siempre—, se explica porque «alguien» desea algo en el ser humano que, sin duda, es útil a ese «alguien», pero que a otro «alguien», que ha sido en cierta medida consultado para juzgar el caso, daña gravemente. Si el hombre, ya desde el principio, no se hubiera puesto de parte del segundo «alguien», el primero habría dejado de existir y, con él, el deseo.
- ¿Por qué nos lamentamos por el pecado original? No por su causa fuimos expulsados del paraíso, sino por el árbol de la vida, para que no comamos de él.
- No somos pecadores sólo porque hayamos comido del árbol del conocimiento, sino también porque no comimos del árbol de la vida. Pecador es el estado en que nos encontramos, independientemente de la culpa.
- Fuimos creados para vivir en el paraíso; el paraíso estaba destinado a servirnos. Nuestro destino fue cambiado, que lo mismo ocurriera con el destino del paraíso, no ha sido dicho.
- El Mal es una emanación de la conciencia humana en determinados momentos de tránsito. No el mundo sensible es apariencia, sino su Mal, que ciertamente constituye para nuestros ojos el mundo sensible.
- Desde el pecado original somos esencialmente iguales en la capacidad de conocimiento del Bien y del Mal. Sin embargo, aquí buscamos precisamente nuestras ventajas. Pero sólo más allá de ese conocimiento comienzan las verdaderas distinciones. La apariencia contraria surge por lo siguiente: nadie puede quedar satisfecho con sólo el conocimiento, sino que tiene que aspirar a actuar conforme el conocimiento dicta. Para ello, sin embargo, no se le ha otorgado la fuerza necesaria, por lo que se tiene que destruir a sí mismo, incluso corriendo el peligro de no obtener la fuerza conveniente para hacerlo; aunque no le queda otra salida que este último intento. (Éste es también el sentido de la amenaza de muerte en la prohibición de comer del árbol del conocimiento; quizá sea también el sentido original de la muerte natural). Ante dicho intento, se asusta. Prefiere anular el conocimiento del Bien y del Mal (la designación «pecado original» procede de ese miedo); pero lo ya ocurrido no puede ser anulado, sino sólo enturbiado. Para esta finalidad surgen las motivaciones. El mundo entero está lleno de ellas, incluso el mundo visible acaso no sea otra cosa que una motivación del ser humano anhelante de un instante de tranquilidad. Un intento de falsear el hecho del conocimiento, de hacer del conocimiento mismo una meta.
- Una fe como una guillotina, tan pesada, tan ligera.
- La muerte está ante nosotros, casi de la misma manera en que una imagen de la batalla de Alejandro se hallaba en nuestra clase del colegio colgada en la pared. Depende de nuestros actos oscurecer todavía la imagen en esta vida o hacerla desaparecer del todo.
- Un hombre posee libertad volitiva y, además, por triplicado: en primer lugar, era libre cuando quiso esta vida; ahora, sin embargo, ya no puede anular la decisión, pues ya no es el mismo que quiso con anterioridad; sería como si ejecutara su voluntad primigenia al vivir.
En segundo lugar, el hombre es libre porque puede escoger el camino y la forma de marchar por la vida.
En tercer lugar, es libre al poseer la voluntad, como aquel que será de nuevo una vez, de marchar por la vida en cualquier condición y de esta manera llegar hasta sí mismo, aunque por un camino que, si bien es elegible, es en todo caso tan laberíntico que no podrá dejar sin tocar el más pequeño fleco de esta vida.
Ésta es la trinidad de la libertad volitiva, aunque también, ya que se produce simultáneamente, constituye una unidad, y constituye en el fondo tal unidad que no hay lugar para una voluntad, ni libre ni esclava.
- Dos posibilidades: hacerse infinitamente pequeño o serlo. Lo segundo es perfección, o sea inactividad; lo primero comienzo, o sea acto.
- Para evitar un error de palabras: lo que tiene que ser eficazmente destruido debe ser antes completamente afianzado; lo qué se desmorona, se desmorona, pero no puede ser destruido.
- La primera adoración de ídolos no era más que miedo ante las cosas, pero era también en conexión miedo ante la necesidad de las cosas y, a su vez, era, en conexión, miedo ante la responsabilidad por las cosas. Esta responsabilidad pareció tan monstruosa que ni una sola vez se osó atribuirla a un único ser sobrehumano, pues a través de la mediación de un ser no habría sido aligerada suficientemente la responsabilidad humana. El trato con un único ser habría estado todavía demasiado cargado de responsabilidad; de ahí que se otorgara a cada cosa la responsabilidad por sí misma, más incluso, se otorgó a las cosas una cierta responsabilidad relativa por los seres humanos.
- ¡Psicología por última vez!
- Dos tareas para el comienzo de la vida: reducir cada vez más tu círculo y examinar una y otra vez si no te estás escondiendo en algún lugar fuera del círculo.
- A veces el Mal se encuentra en la mano como una herramienta. Lo hayas reconocido o no, permite que le dejes a un lado sin resistencia, si posees la voluntad para hacerlo.
- Las alegrías de esta vida no son las suyas, sino nuestro miedo ante el ascenso a una vida superior; los tormentos de esta vida no son los suyos, sino nuestra propia mortificación por causa de aquel miedo.
- Sólo aquí el sufrimiento es sufrimiento. No de tal modo que los que aquí sufren puedan ser elevados en otro lugar por causa de ese sufrimiento, sino porque lo que en el mundo llamamos «sufrir» es en otro mundo, inalterado y liberado de su oposición, bendición.
- La idea de la infinitud y plenitud del cosmos es el resultado de la mezcla, impulsada hasta el extremo, de creación esforzada y libre autoconocimiento.
- Cuánto más opresiva que la convicción de nuestro inexorable estado actual pecaminoso es la débil convicción de la antigua y eterna justificación de nuestra temporalidad. Sólo la fuerza para soportar esta segunda convicción, que en su pureza comprende completamente a la primera, constituye la medida de la fe.
*Algunos suponen que junto al gran fraude originario cada uno organiza para sí y conforme a cada caso una ilusión especial, por ejemplo como si en una comedia amorosa la actriz tuviera, además de la risa taimada para su amado, todavía otra risa secreta y especial para un espectador determinado de la galería más alejada. Eso sería ir demasiado lejos.
- Puede haber un conocimiento acerca de lo demoníaco, pero ninguna fe en ello, pues no puede haber más demoníaco que lo que hay aquí.
- El pecado aparece siempre abiertamente y se puede aprehender de inmediato con los sentidos. Va a sus raíces y no debe ser arrancado.
- Padeceremos todos los sufrimientos que se encuentran a nuestro alrededor. Todos nosotros no tenemos un cuerpo común, pero sí un crecimiento y eso nos hace pasar por todos los dolores, ya sea de una o de otra forma. Del mismo modo en que el niño se desarrolla a través de todos los estadios de la vida hasta la ancianidad y la muerte (y este estadio le parece al primero, ya sea por deseo o miedo, inalcanzable), así nos desarrollamos (unidos con la humanidad no con menos profundidad que con nosotros mismos) a través de todos los sufrimientos de este mundo. No hay lugar para la justicia en este contexto, pero tampoco para el miedo ante el sufrimiento o para la interpretación del sufrimiento como un premio.
- Puedes mantenerte apartado de los sufrimientos del mundo, la libertad para hacerlo te ha sido dada y además esa actitud corresponde a tu naturaleza, pero quizá sea ese alejamiento el único sufrimiento que podrías evitar.
- El medio de seducción de este mundo y el signo de garantía de que este mundo sólo es un tránsito son lo mismo. Con razón, pues sólo así nos puede seducir el mundo y se corresponde a la verdad. Lo peor es que después de la exitosa seducción nos olvidamos de la garantía y así el Bien nos seduce para el Mal del mismo modo en que lo hace la mirada de la mujer a su cama.
- La humildad otorga a cada uno, también al solitario desesperado, la relación más fuerte con el prójimo y, además, de inmediato, si bien sólo en caso de una humildad completa y duradera. La humildad puede conseguirlo porque es el verdadero lenguaje de la oración, al mismo tiempo adoración y fuerte vínculo. La relación con el prójimo es la misma que la de la oración; la relación consigo mismo, la de la relación de la aspiración; de la oración se saca la fuerza para la aspiración.
* ¿Puedes conocer algo que no sea otra cosa que engaño? Si el engaño fuese destruido una sola vez, no podrías mirar o te convertirías en estatua de sal.
- Todos son tan amables con A, como si alguien intentara proteger cuidadosamente un billar estupendo, incluso de los buenos jugadores, hasta que llegue el gran jugador, examinando el tablero, no tolerando ningún fallo precipitado, pero luego, cuando empieza a jugar, se comporta de modo iracundo y sin el más mínimo respeto.
- «Entonces regresó al trabajo como si nada hubiera ocurrido». Esta observación se ha tornado usual porque procede de una gran cantidad oscura de relatos, aunque probablemente no aparezca en ninguno de ellos.
- «No se puede decir que nos falta fe. Sólo el hecho simple de nuestra vida es inagotable en su valor para la fe». «¿Habría aquí algo digno de fe? Pero no se puede no-vivir». Precisamente en este «pero no se puede» se esconde la fuerza demencial de la fe; en esta negación cobra forma.
* No es necesario que salgas de casa. Permanece en la mesa y escucha. No escuches, espera solamente. No esperes, permanece tranquilo y solo. El mundo se te ofrecerá para que le arranques la máscara, no puede hacerlo de otra manera, se retorcerá arrebatador ante ti.